Se suele decir que se ama con el corazón, pero, para ser precisos, los seres humanos amamos con el cerebro. Cuando uno se enamora “locamente”, se activa una red neuronal denominada sistema de recompensa cerebral. Esta red está asociada con la motivación, el placer, la gratificación emocional y el intenso deseo. Así hay que evolucionar en el marketing , desde la satisfacción del cliente hacia sus emociones, y para llegar a ello, tenemos que transmitirles pasión.